lunes, 28 de mayo de 2007

No me hables de justicia.


A ver, yo estoy aquí tan tranquilo, viendo como se llenan mis arcas con monedas provenientes de tu bolsillo... ¿que el motivo por el que me pagas es que te culpo de un delito, aun siendo inocente? pues te aguantas, que para eso tengo amigos con poder y lo han arreglado todo, no hay posible discusión. Pero como toda empresa, hay que subir los beneficios año a año y mi fuente de ingresos mayoritaria eres tú... ahora además de eliminar tu presunción de inocencia, me voy a cargar también eso que se necesita en un juicio... ¿cómo se llamaba? ah, si, las pruebas, por si pensabas defenderte... has de saber que si quiero culparte, aparte de tener el camino preparado para hacerlo sin que se me caiga la cara de vergüenza, voy a poder declararte culpable... digoooo... el juez te va a declarar culpable sin que tenga que presentar ninguna prueba en tu contra, con que lleves encima un lector de mp3 o un portátil o cualquier cacharro de esos que usais los pendejos electrónicos, la condena se establecerá automáticamente a favor de mi cuenta bancaria. Así el músico, aunque seguirá cobrando los dos duros de siempre, la música no morirá y la cultura en este país nos dará las gracias, porque nosotros somos los señores de la cultura, los que no necesitan pruebas para culpar, los que piensan que cada pensamiento debería ser gestionado y en consecuencia cobrado y archivado por nosotros... y si no lo hacemos nosotros, porque algún incauto se apunte a la moda esa de la cultura libre o se llegue a crear otra entidad para la gestión que tenga los mismos derechos que nosotros... PUES TAMBIÉN VAIS A PASAR POR CAJA.

Entre sudores, despertó con un grito y miró la guitarra, que descansaba en el sillón.


Esto es inventado, todo ficticio... ¿o no tanto?

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