lunes, 6 de febrero de 2006

Y desapareció sin más...

Maldito anuncio de Mercedes... lo clava, es que lo clava, eso de que a veces el tiempo se acelera, se ralentiza, siempre contra nuestra voluntad, es una verdad como un templo, y prueba de ello son los fines de semana, esos minúsculos espacios de tiempo que consumimos con avidez y nunca son suficientes.

Este fin de semana, sin ir más lejos, no había planes, nada que hacer, pero como de costumbre, tuvimos que liarla, viernes toda la tarde persiguiendo un par de zapatillas que parecían no terminar de ajustarse, ni a mi talla, ni a mi bolsillo. A eso de las 22:13 ya habíamos descubierto el altar de nuestra nueva amiga Alonsa, que nos servía generosas copas de vino a un precio razonable.
Tres sillas de plástico en medio de una acera minúscula y muchas ganas de pasarlo bien... conservo más recuerdos, como las discotecas, los paseos de "doscientos metros y llegamos", las camareras del Matahacas y chorradas varias, pero tampoco es plan de extenderse. El día siguiente, con sus rayos solares incluídos, se presentó mucho antes de lo acordado, digamos que cuatro horas de antelación. Pizza y peli, una buena combinación para el sábado de recuperación. Luego habría más. Había que estar preparado.

Llega la noche, tras el resto de la tarde entre acordes de la madre de todas las ladillas, una ducha rapidita... y a ser el primero, como de costrumbre, para esperar a la peña. Una cena a tutiplén y ya estamos tardando con las copas. Una visita al Tarugo y luego escapada a Boss, discoteca que no termina de sumar puntos en mi particular ranking (o tabla de puntuaciones, pa qué complicar los términos) de locales en Sevilla.




Un Dj lento de reflejos, unas copas de poca/baja/ínfima calidad, camareras siesas hasta el tuétano, precios exagerados (perdone señorita, he pedido una cerveza, no 20 kilos de caviar).

Una retirada a tiempo que me supo a victoria, por los derroteros tomaban los posibles desenlaces del sábado. Al día siguiente, comida en terracita de lacasachunga 2 y saludo + charla con las vecinas. Todo un placer. Con la promesa de un encuentro lacasachunga vs vecinas entre semana para contarnos cómo nos van las cosas, los chungos hacemos un inciso para aprovisionarnos de pasteles y algún licor, otra peli y al sofá, que ya tardamos.

No estuvo mal, incluso para ser domingo, pero la noche se deslució un poco entre los bares cerrados a cal y canto y los que no permiten la entrada de perros (que me acompañaba durante todo el domingo).

En fin, una mezcla entre fiesta y relax que bien merecen un recuerdo al realizar una de las grandes preguntas de la existencia en la era contemporánea....

"qué narices he hecho este fin de semana???".



Pues bien, todo eso pasó hace un rato, porque yo ayer recuerdo haber estado currando, ayer era viernes... ¿cómo que hoy es lunes? ¿por qué ha sonado el despertador? ¿de dónde han salido estos zombis de mirada hueca en la parada del autobús? ¿dónde está el sábado? ¿realmente ocurrió ...o desapareció sin más?

estooo... ¿y cuánto falta para el viernes, oiga?

miércoles, 1 de febrero de 2006

Lunas rotas

Hola de nuevo, amiguitos, no me encuentro aquí para hablaros del amor, ni del desamor, tampoco de poesía o de anhelos de aquellos que observan sin descanso a la sempiterna Catalina.

NO.




Hoy vengo a referirme a algo más desagradable, a una situación que te reconcome por dentro, a un estado de desazón que se incrusta de pleno en la impotencia y raya, como una tiza en la pizarra, nuestra sensibilidad. Me han robado en el coche.

Con esto me vengo a referir a que ayer me reventaron el coche. Más o menos.
La cosa estaba tan tranquila, un martes, 8 de la mañana, con un frio de encoger hombros, yo medio sopa, saliendo de mi casa... y me veo a mi pobre compañero de escapadas, fatigas, dormidas a la intemperie, viajes interminables... con un montoncito de cristales a su vera, y la típica señora con el pañuelo en la cabeza que nadie sabe qué hace a esas horas por la calle, porque solo anda de un lado a otro, curioseando, mira que te mira, alrededor de mi coche. En fin.

El desenlace no es nada emocionante, la vida misma, un (o una) imbécil (o imbéciles) me rompieron el cristal, revolvieron todo el coche, me levantaron un saco de dormir que tenía en el maletero y me dejaron para tres días sin coche y con la jeta por el suelo, cara de resignación y el más amargo sentimiento de impotencia... que ilusión, cómo me gusta... sobre todo, me gusta repetir, creo que ya van cinco veces en tres años. Lo que más me jode es que no tengo un pedazo de carro, tengo un Clio, normalito, la radio es de frontal extraíble, dejo la guantera abierta (dejando ver la ingenuidad que todavía me acompaña a mis años), no dejo el frontal en el coche...
y me dejaron las gafas de sol (no baratas, precisamente), un juego de cables estupendo, dinero (6 euros), un paraguas... la verdad, espero un día presenciar un acto parecido... se va a cagar la perra.

En fin, amiguitos, sólo me queda un consejo:

no es mala idea exterminar a ciertos subgrupos que existen en la sociedad, que no aportan, que no favorecen, sino todo lo contrario... y no es por mi cabreo ins-tant-matic, la cosa viene de largo, ya os contaré más historietas.
Alguno pretende que les concedamos el título de pobrecitos incomprendidos 2006 .

Aunque he de rendirme a la evidencia, al sarcasmo, a las verdades que pesan como puños y a la gente que sabe ver las cosas como son, vaya, que lo clavan.

Y este calentamiento no es solo por un cristal... serán putos.