lunes, 23 de enero de 2006

Míercoles...


Era miércoles.

Desperté con un agradable zumbido en mi cabeza que me indicaba que ayer había sido un día distinto.Todo transcurría con normalidad: llegaba tarde al trabajo, casi atropello a una señora con carrito de bebé, mi jefe me pilla entrando a horas impropias y a los 20 minutos ya estaba tomando un café (intravenoso) (y también me pilla mi jefe), los ojos sonrojados y semicerrados no ayudaban en la difícil tarea de descifrar lo que pretendían comunicarme los 26 correos que me esperaban, todos con su señalita de "urgente" e "importante", ansiosos por ser leídos. En fin, todo lo que un currante medio puede desear un miércoles por la mañana.



Era miércoles.

Mi aliento levantó la suspicacia de algunos compañeros que me lanzaban miradas de estupefacción mientras yo me aferraba a la mesa con una mano y a la lata de aquarius con la otra. Qué mejor manera de atender a un cliente, pensé yo. Será la envidia, que les corroe por dentro. Tras unos graciosos trompicones hacia la máquina de café y consiguiendo llegar con un vaso de cafe en una mano y una botella de agua en la otra, me di cuenta de que la soledad es un estado que a veces se puede llegar a desear.

Era miércoles.

Es lo bueno que tiene la responsabilidad adquirida por destacar entre tus compañeros: tienes cientos de becarios bajo tu tutela, todos provistos con el don de la inoportunidad, para darte la tabarra desde el preciso instante en el que asomas el hocico por la puerta... y hoy no iba a ser una excepción. Cuando mi cutoa de excusas se agotó, tuve que empezar a hacerme cargo de la realidad: no sé quién había metido la pata en no sé dónde y tenía que encontrar a alguien que lo solucionara. Normalmente ese alguien es el que remite, pero es que hoy no, hoy es miércoles.

Miércoles...

¿No os suele ocurrir que los peores días son los más largos? A mi no, nunca, excepto hoy, hoy estoy disfrutando de una agradable resaca, sentado frente al ordenador, agobiado de trabajo, agobiado de gente, agobiado de agobiar.

¿Y todo esto?
¿Cómo empezó?
¿Quién tuvo la feliz idea?
¿Alguien me lo recuerda?

Era miércoles de resaca... y no había hecho más que comenzar...



P.D: Todo parecido con la realidad es mucha coincidencia, además, hoy es lunes.